
He tenido visitas varias. Primero de pincianos de los que paso, por eso no hay foto ni hablo de ellos. Y luego de
Bruno, que mola mucho más. Como mola tanto, nada más llegar le llevé a un evento a su altura: ¡fiesta en una tienda de muebles! Hasta que vino la
Policija por un quítame allá esas licencias.

Fuimos a cenar especialidades lituanas (patatas y patatas con patatas) con Sasha, Manu, las rumanas y dos amigos de Omar. Por cierto que, al no estar Omar, Bruno se ahorró el hotel y dormimos en comunidad, compartiendo cama con Manu en un bonito
MENAge à trois. Salimos al Universit
eto, pero no jugamos. Aunque fue divertida la noche. Y la mañana, en un after hour llamado
Psycho, un tugurio en sentido literal. Con un tipo preguntándonos si procedíamos de Castroboña (sic).


El domingo fue totalmente relajado. Bruno ya había estado en Vilnius dos años antes, así que no presionó por hacer turismo. Se limitó a disfrutar de la primavera, pues su anterior visita fue bajo la nieve. ¿Y qué mejor que
gandulear todo el día en un picnic junto al río junto a una joven lituana? Si además ella aporta pipa de agua, embutidos caseros y comentarios ligeramente homófobos la felicidad es casi completa. Copa y cena con la moza porque, en efecto, nos pasamos todo el día así. Y vuelta a la residencia, a dormir como cabrones, que para eso somos
Erasmus.


El lunes sí que hubo algo de turismo, pero esta ciudad se termina rápido. La pena es que no conseguimos entradas para ver en el pabellón el último partido de la final de la liga lituana de baloncesto. Lietuvos Rytas (de Vilnius) contra Zalguiris Kaunas (que llevaba jugando toda la serie sin entrenador). Lo tuvimos que ver en un bar, con otras dos amigas, una por cada equipo. Pues el mierda de Bruno apoyaba al Zalguiris, con la excusa de ser el equipo clásico y presidido por Sabonis. Al final no hubo mucha emoción, ganó fácil el
Rytas... pero los dos demostraron ser muy muy malos.

Cervezas en un parque para celebrarlo, mientras Bruno se entendía con las ancianas mendigas en una mezcla de ruso y polaco. Club de jazz al dejarnos las chicas, y cuando Manu se nos une ya habíamos encontrado otras tres sustitutas (una de ellas profesora de música, sólo por dar gusto a Pani). Aunque no querían, por considerarlo un mercado de carne (nosotros no vimos el problema) nos llevaron a Prospekto. Y nos hicimos una foto con
Bjelica, el mejor jugador del partido.

A casita, y en un par de horas Bruno cogía el avión, mientras nuestras amigas rumanas nos contaban el ataque que acababan de sufrir (no todo es tan bonito en Vilnius). Ya no creo que tenga más visitas en este Erasmus que se acaba...
Pobres pincianos! jajajajaja!
ResponderEliminarEhy, k pasa majo!!!
ResponderEliminarA que te refieres con "pincianos de los que paso, por eso no hay foto ni hablo de ellos."?
Aún así, no sabe el bruno ni nada, sois como uña y carne, jeje
Estupendo! Yo no lo hubiera escrito mejor ;-)
ResponderEliminar